A partir del 26 de diciembre de 2014, Delcy Eloina Rodríguez Gómez se convirtió en la primera mujer en la historia de Venezuela en ocupar la Cancillería de la República. Abogada de profesión y con maestría en Política Social, la hoy ministra para las Relaciones Exteriores le ha tocado asumir la tarea de llevar la política exterior de Venezuela en momentos en que la crisis económica, política y social se agudiza y los petrodólares se acabaron.
“Vamos con la visión bolivariana de Chávez a cumplir nuestra tarea de defender el derecho a la paz y la soberanía de los pueblos del mundo. Creemos en un mundo pluripolar y multicéntrico y desde el Consejo de Seguridad vamos a dar la batalla por un nuevo mundo en el siglo XXI”, fue la tarea primordial que le encomendó el Maduro al juramentarla como canciller, mientras que Rodríguez aseguraba que defendería a Venezuela “en todos los escenarios internacionales con todas las fuerzas que nos da nuestro pueblo permanente”.
Tres momentos han marcado su gestión: el resquebrajamiento de las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, cuando el mandatario norteamericano Barack Obama firmó el decreto que declara al país “una amenaza a la seguridad nacional” e impone sanciones a 7 funcionarios del Gobierno; el impasse con el secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, cuando presentó un informe sobre la crisis que viven los venezolanos y recientemente la controversia por la toma de posesión de la Presidencia Pro Tempore del Mercosur por parte de Venezuela.
Para el diputado por la Unidad William Dávila y quien hoy ocupa la Presidencia de la Comisión de Asuntos Internacionales, Interrregionales y Planeamiento Estratégico del Parlamento del Mercosur, considera que la gestión “no ha sido positiva”.
“La política exterior de Venezuela se fundamentaba en las bondades que daba el precio del petróleo. Una vez que esa petrodiplomacia se agotó, esta gestión se convirtió en una política de lamentaciones porque no tuvieron éxito en el diseño de su estructura y en el diseño de una política de Estado que lograra tener el consenso de todo el país nacional (…) Fue una política internacional sobre la base de un viejo internacionalismo proletario de la mente de (Hugo) Chávez y de Maduro y eso en pleno siglo XXI no tiene vigencia”, dijo.
Estados Unidos agresor
En reiteradas oportunidades, Rodríguez ha denunciado ante la comunidad internacional las supuestas agresiones de Estados Unidos contra Venezuela que ha llevado al gobierno a “someter a revisión integral las relaciones” entre ambos países. “Estas agresiones incitan a los factores antidemocráticos y violentos de la oposición venezolana, para atentar contra la institucionalidad del país y sus autoridades legítimas y constitucionales”, expresaba la canciller en referencia a la extensión por un año del decreto Obama.
Según Dávila la actuación ante las relaciones con el país norteamericano han sido “erráticas”, pues asegura que la canciller, “no ha sabido generar aliados y manejarse con los EE.UU. sino que han terminado casados con un proyecto ideológico que lo que trae es atraso”.
La toma de la presidencia Pro Tempore del Mercado Común del Sur sin realizar el traspaso que corresponde según los protocolos que aseguran Brasil, Paraguay y Argentina “no se cumplieron”, mantiene a Venezuela en el ojo del Huracán.
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Rodríguez ha defendido su postura alegando: «Es imposible que no se puede respetar el cumplimiento del Tratado de Asunción, que es muy claro dentro de sus artículos 5 y 12, al establecer únicamente dos condiciones para que se dé el traspaso de la presidencia pro témpore: en este caso, que haya transcurrido seis meses, lo cual ya ocurrió, y que la sucesión se realice por orden alfabético. La presidencia debe ser transferida sin ningún tipo de retardo y de excusas a Venezuela».
Dávila sostiene que en ningún momento la oposición “ha apostado al debilitamiento del Mercosur”, el problema -según el parlamentario- es que Venezuela “más allá de un argumento administrativo, no ha hecho suyo el Protocolo de Asunción sobre promoción y garantía de los derechos humanos que es muy importante para la democracia”.
“A nosotros nos duele como venezolanos porque quisiéramos que se ejerciera de pleno derecho la presidencia pro témpore pero hay una realidad y es que en Venezuela no se respetan los derechos humanos, no se respeta el derecho a la libertad, no se respeta un derecho contemplado en la Constitución como el referendo revocatorio, donde el pueblo tiene que salir a la calle a exigirlo cuando eso debería ser de cumplimiento automático”, enfatizó Dávila.
Con información de EU