Marco Antonio García
A Rosales no le sonó la flauta en su intento de aparecer neutral frente a la polarización gobierno-oposición, y sin que lo dijera claramente, no dejó dudas de que su política en el corto plazo será diferenciarse de la MUD y hacerle una oposición light al gobierno para que lo ayude en su sueño de regresar a la gobernación del Zulia.
Por ahora, el ex gobernador, ya logró dar el primer paso para avanzar hacia la primera magistratura regional y fue salir de la cárcel escapando a un juicio por “enriquecimiento ilícito” y, eventualmente, contar con el apoyo de Maduro para ganar unas primarias opositoras y a Arias Cárdenas si aspirara a repetir en la gobernación.
Variables que explican por qué desde Punta Cana, y a través de su operador Timoteo Zambrano, Rosales y UNT se convirtieron en un “factor clave” para estrategias oficialistas como el diálogo y el retiro de la oposición de la calle.
También, por qué desde su regreso al Zulia, su presencia en la MUD será más formal que real, y a contra vía de políticas opositoras como la confrontación con Maduro en la calle para forzarlo a respetar la Constitución o a renunciar.
Así se evidenció, en su discurso de regreso a Maracaibo que bajo bombos y platillos y un despliegue de derroche millonario, Rosales arremetió contra la MUD, afirmando que, “Este pueblo, así como está cansado del gobierno que no sirve y no funciona, también está cansado de que le digan mentiras de soluciones que nunca llegan en función del cambio que el pueblo está reclamando. El pueblo quiere propuestas reales, creíbles, que se trace una ruta electoral y vamos con las elecciones de alcaldes, de gobernadores, presidenciales, que le hablen claro, que nos contemos cuando tengamos que contarnos, pero que no le digamos mentiras de que un mes va a salir el gobierno que terminan siendo fantasías que se las lleva el viento”.
Lo aplaudía a rabiar un invitado de lujo a su recibimiento en Maracaibo, el Secretario Ejecutivo de la MUD, Chúo Torrealba, que, por cierto, fue el único miembro de la alianza opositora presente en tierra zuliana.
Me dicen que, Chúo, ya está ahora más cerca de Rosales y Henry Falcón que de Julio Borges, Henry Ramos y Leopoldo López y que, planteado el caso de su despido de la Secretaría Ejecutiva de la MUD, se aliaría con Rosales y Falcón para rechazarlo.
No habló, Rosales, de su apoyo o no al diálogo, pero si dijo que le debía “su libertad” al diálogo y que había que agradecerle al Vaticano, a la Unasur y a los expresidentes su regreso a la calle. Es, evidente, pero ya sabemos después de cuáles concesiones.