No importa el resultado de la reunión del Consejo Permanente de la OEA, no importa si se decide expulsar o no a Maduro de la organización, pero lo que sí le quedará claro al “dictadorzuelo” y su pandilla, es que el mundo ya no está para dictadores
Y es irrelevante que se vistan de demagogos, populistas, o socialistas, y mucho más que luzcan etiquetas de seudodemócratas “participativos” y “protagónicos”, pues lo que interesa a los ciudadanos que habitamos el siglo XXI, es que se respeten los Derechos Humanos y nuestros derechos constitucionales porque lo demás son monstruosas ficciones con las cuales se construyen feroces dictaduras.
Ejemplos que reactualizaron a Stalin, Mao, Pol Pot y Fidel Castro, los de Chávez y Maduro, que despilfarraron la gigantesca riqueza petrolera venezolana en unas políticas sociales que empobrecieron más a los pobres y los tienen hoy al borde de la hambruna.
Y violando sus Derechos Humanos, domesticándolos, sometiéndolos y despotizándolos para proclamar que tenían pueblo y estaban permisados para convertir a Venezuela en su hacienda a perpetuidad.
Hoy todas esas mentiras ruedan hechas añicos en la voz del Secretario General de la OEA, Luis Almagro que ya descubrió al Maduro de verdad y le exige que respete la Constitución venezolana y acate la decisión del pueblo de someterlo a un Referendo Revocatorio que, sin duda, lo destituirá del poder.
Para evitarlo el “dictadorzuelo”, en la voz de Delcy Eloina, no hizo sino hacer una declaración nefasta colmada de mentiras, solo para distraer a los países de América, sobre a verdadera situación de crisis humanitaria que vive nuestra amada Venezuela.
De modo que, Maduro está entre la rendición negociada y con condiciones o la compulsiva o pugnaz que lo sacará por un acto de fuerza, que no es otro que la aplicación del Artículo 350 de la Constitución que pone su gobierno y destino en manos del pueblo.
No quisiéramos que Venezuela tenga que verse agitada por tales pronunciamientos de violencia, aunque tenemos que advertírselo al “dictadorzuelo”