Marco Antonio Garcia
Desde hace tres días la dictadura de Maduro y el G-2 cubano, promueven una campaña nacional e internacional contra la movilización opositora del 23 de enero, acusándola de violenta, que busca muertos y la confrontación entre régimen y oposición con miras a provocar choques incontrolables e impredecibles.
El primero en hacerse eco de la campaña fue el recién liberado presidente de UNT, Manuel Rosales, quién, el jueves le declaró a los medios que, a él «que no lo inviten para incendiar nada, para crear violencia o buscar muertos” y que, en consecuencia, no estaría en la manifestación del 23-E.
Vimos a un Rosales, cual vocero oficialista repetir la matriz de opinión de otros voceros maduristas de que, el 23-E será “para incendiar Venezuela” a sabiendas de que, como han dicho reiteradamente líderes de la MUD, la manifestación será para celebrar una fecha histórica de la democracia venezolana y para exigir el cronograma de las elecciones para gobernadores y alcaldes y pedir la libertad de los presos políticos.
A la intriga de la dictadura, también se le han sumado voces notables, periodistas, opinadores y políticos. Sin embargo, la más sorprendente adhesión “opositora» vino de parte del Secretario Ejecutivo de la MUD, Jesús “Chúo” Torrealba, en una declaración emitida ayer mismo para convocar a la manifestación del martes, pero sin dejar de alertar sobre “posibles hechos de violencia”, cuando Torrealba, sabe mejor que nadie que el espíritu de la convocatoria es pacífica y constitucional y que la violencia viene de parte del gobierno y no de la oposición.
El laboratorio propagandístico del madurismo y el G-2 cubano también hizo campaña internacional contra la MUD y la marcha pacífica del 23-E hacia el CNE, y se movió, para que los rusos publicaran un comunicado, a través del su Ministerio de Relaciones Exteriores, denunciando que “La situación en Venezuela se está calentando”, y que, “un grupo de la oposición radical que ha tomado la AN está convocando a acciones violentas a través de llamados a la desobediencia civil ” y «que buscan provocar provocar enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, dejar víctimas y sembrar violencia”, y que “la solución está en el diálogo”, en una inherencia jamás vista.
También la mano peluda del castrochavismo se hizo notar en la entrevista que concedió el papa Francisco a El País de Madrid, donde se insiste que la solución de la crisis venezolana está el diálogo.
La creación de esta matriz de opinión persigue dos objetivos fundamentales:
1. Obligar y amedentrar a la oposición para que se siente en la mesa de diálogo y acepte las condiciones que le imponga Maduro a través de Unasur y demás facilitadores.
2. Crear una matriz de opinión nacional e internacional contra la marcha del 23E y en contra de la oposición democrática, acusándola de violenta, para causar terror en la población, y no asista a la convocatoria.
Sobrará quienes les den la razón a Maduro: Samper, Zapatero, Leonel Fernández, Martín Torrijos y los jefes de la “oposición oficialista”.