La banca privada, cada vez más cuesta abajo, por la ausencia de dólares y la caída de las oportunidades de negocios, comienza a resentirse de los altos costos operativos y la reducción de los depósitos del público. Una salida sería empezar a vender las instituciones, pero con la prohibición repatriar dividendos y realizar las operaciones que hace la banca en todo en todo el mundo, es posible que la mayoría opte por cerrar las puertas.