Los síntomas de que el estado venezolano está técnicamente quebrado, es una realidad que quizá no denuncie la oposición, pero que el propio gobierno admite a través de la declaración de sus ministros y expertos.
Por la calle rueda la noticia de que las alcaldías oficialistas se han quedado sin presupuestos, al igual que las que pertenecen a la oposición.
De modo que, ya no existen las denuncias de que el gobierno castiga a la oposición negándole los recursos a sus autoridades, porque, de igual manera, los burgomaestres del gobierno también están pelando.
La diferencia podría ser que, mientras los alcaldes opositores culpan al gobierno central por la rapidez y fatalidad como van desapareciendo los servicios en sus municipios, los oficialistas tienen que morir callados.
Pero el resultado siempre es el mismo: el estado nacional luce cada día más como estado definitivamente fallido, como uno que ni siquiera es capaz de justificar su existencia.
Ayer el vicepresidente, Jorge Arreaza, anunció al país que los 105 ministros del Gabinete Ejecutivo habían renunciado y en el número de tantos despachos ministeriales ¿no estará quizá la causa de que el estado haya fallado?