Manuel Malaver
Era previsible, pero dado que aún los peores dictadores de izquierda o derecha que conoció el siglo XX actuaron con briznas de racionalidad y legalidad, se esperó que el dictador de Venezuela, Maduro, se sujetara a la carta democrática de una organización a la cual todavía no pertenece: el Mercosur.
Sin embargo, no son detalles que interesen a un ilegal por naturaleza, quien, impaciente porque tres de los cuatro miembros del Mercosur no aceptaran entregarle la presidencia, simplemente, porque no puede ser miembro de la organización, pues la tomó por asalto, a mandarriazos y ahora declara que “la asumió”.
Suceso insólito cuya inutilidad podría demostrarse preguntándose ¿de cuál presidencia habla Maduro si tres de los cuatro miembros del Mercosur no asistirán a las reuniones?
No se preocupen, de todas maneras, ya el caso de Maduro y su régimen es psiquiátrico, de locura, y más que aplicarle soluciones políticas que sin duda vendrán, también hay que tratarlo como un caso clínico, en el cual, la camisa de fuerza y la celda en el manicomio están a la vuelta de la esquina.