A menos de tres días para las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Nicolás Maduro pidió instalar una mesa de diálogo junto a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
«Para hablar de la paz y los temas del país», dijo Maduro durante una movilización oficialista en Caracas para cerrar la campaña hacia la ANC, al tiempo que exigió que la instancia se concrete antes del domingo, cuando están planteados los comicios.
Específicamente Maduro invitó a los partidos Voluntad Popular, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia. El primer mandatario evitó hacer mención a Leopoldo López, coordinador de VP, pues a su criterio el jefe de esa tolda es el diputado Luis Florido.
«Yo le propongo a la oposición política venezolana que abandone el camino insurreccional, que vuelva a la Constitución e instalemos en las próximas horas, antes de la instalación de la ANC, una mesa de diálogo, acuerdo nacional y reconciliación de la patria», dijo Maduro en un acto en el centro de Caracas.
Sin embargo, la oferta de paz y diálogo estaría condicionada, ya que Maduro advirtió a la oposición que si no aceptaba le daría el poder a la ANC para conformar una mesa de diálogo a la que se tenga que asistir «de manera obligatoria» y dejó entrever que quienes se nieguen podrían ser castigados.
«Sería feliz si la instaláramos antes de la Constituyente, porque si no fuera así yo le entregaría a la Constituyente todo el poder de convocar de manera obligatoria un diálogo nacional de paz, con una ley constitucional, de obligación entre las partes, ustedes eligen», advirtió.
De igual manera, el presidente propuso a la Constituyente la creación de «una Comisión de la Verdad para que haya justicia y se castiguen todos los crímenes» de carácter político que hayan ocurrido en los últimos años.
Esta Comisión de la Verdad se encargaría de investigar los hechos, reparar a las víctimas, castigar a los culpables y reconciliar al país, según Maduro, quien propuso que esta instancia fuese presidida por la dirigente oficialista y candidata constituyente Delcy Rodríguez.
Maduro convocó en mayo por decreto una constituyente, alegando que sería la única vía para abrir un diálogo nacional, pero la oposición y algunas figuras clave del oficialismo, como la fiscal general Luisa Ortega, alegaron que la convocatoria es inconstitucional porque no se consultó al pueblo en primer lugar, tal como hizo Hugo Chávez en 1999.
Así pues, la oposición endureció sus protestas y a fines de junio llamó a la desobediencia civil y a boicotear la elección de constituyentes.
Venezuela ha experimentado casi cuatro meses de protestas contra el Gobierno de Maduro, que han dejado un saldo de más de un centenar de muertos.
Este domingo se elegirán los 545 integrantes de la Constituyente con el fin de reformar la Carta Magna y refundar los poderes públicos.
La oposición acusa a Maduro de querer usar los poderes plenipotenciarios de la Constituyente para consolidar la dictadura. Por ello, se negó a participar, al considerar que debió celebrarse un referéndum consultivo y porque las bases comiciales violarían el principio constitucional de proporcionalidad del voto.
Ante las continuas invitaciones al diálogo de Maduro, la MUD ha dicho que éste debe tener como punto de partida unas elecciones generales, principal reclamo de las protestas que inició hace cuatro meses y que dejan 107 muertos.
En su discurso, el gobernante socialista reiteró que la Constituyente no tiene marcha atrás, pese a las presiones de la oposición y de la comunidad internacional a la cabeza de Estados Unidos, que el miércoles sancionó a 13 funcionarios y excolaboradores de su gobierno.
«Su majestad el emperador Donald Trump ha dado la orden de que suspendamos la Constituyente (…) y le digo al emperador Donald Trump que el pueblo manda en Venezuela y que el domingo 30 de julio la Constituyente sí va», expresó Maduro.
«¡Se pueden ir al carajo, oligarcas e imperialistas!», exclamó entre ovaciones, atacando en particular al presidente de México, Enrique Peña Nieto, a cuyo gobierno llamó «asesino», y al de Colombia, Juan Manuel Santos, a quien tildó de «vasallo».
Con acompañamiento del Vaticano y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), gobierno y oposición celebraron un fallido diálogo a fines de 2016.
Con información de AFP y Diario Las Américas