Departamento de Estado apunta que existen «informaciones creíbles de que Venezuela mantenía un marco permisivo que permitía el apoyo a actividades que beneficiaron a conocidos grupos terroristas».
Estados Unidos acusó a Venezuela de no cooperar «totalmente» en materia antiterrorista en el informe anual sobre terrorismo correspondiente a 2016, que divulgó este miércoles el Departamento de Estado. Este hecho, indica el documento, se dio por undécimo año consecutivo.
Además, el Departamento de Estado apunta que existen «informaciones creíbles de que Venezuela mantenía un marco permisivo que permitía el apoyo a actividades que beneficiaron a conocidos grupos terroristas». Los grupos que cita son las FARC, el ELN, ETA y Hizbolá.
También afirma que el Gobierno venezolano no tomó acciones contra altos funcionarios que fueron incluidos por el Departamento del Tesoro en la llamada «lista Kingpin», que es la lista negra de narcotraficantes, por su relación con las FARC y las actividades de narcotráfico y de tráfico de armas del grupo colombiano.
El informe afirma que el Gobierno de Nicolás Maduro acusa «rutinariamente de ‘terrorismo’ a oponentes políticos» y que, tras la primera ola de protestas contra él, en 2014, introdujo una serie de leyes antiterroristas «con la intención de suprimir futuras manifestaciones».
Además de indicar que la falta de transparencia del Gobierno venezolano impide saber el grado de cooperación entre las instancias estatales con capacidades en la lucha antiterrorista, el Departamento de Estado asegura que la seguridad fronteriza en puertos de entrada al país latinoamericano es «vulnerable y susceptible de corrupción».
También indica que existen «deficiencias significativas» en lo que se refiere a la congelación de activos terroristas, incluyendo «una falta de procedimientos adecuados» para identificarlos.
El Departamento de Estado menciona además que Venezuela no respondió a la petición del Gobierno de España de extraditar al terrorista de ETA José Ignacio de Juana Chaos en 2015.
Irán a la cabeza
Estados Unidos aseguró hoy que Irán siguió siendo «el principal Estado patrocinador del terrorismo en 2016» e incluyó a ese país en una lista que supone la imposición de sanciones y en la que la nación persa se encuentra desde hace décadas junto a Siria y Sudán.
El informe anual sobre terrorismo en el mundo, publicado hoy por el Departamento de Estado, no presenta cambios en su lista de Estados patrocinadores del terrorismo, de la que Cuba fue sacada en 2015 y no ha vuelto a ser incluida por el Gobierno de Donald Trump, pese a su retórica más dura hacia la isla.
Irán lleva más de tres décadas, desde 1984, en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo del Departamento de Estado, que supone la imposición de sanciones como la prohibición de la venta y exportación de armas y un veto a la ayuda económica.
«Irán siguió siendo el principal Estado patrocinador del terrorismo en 2016, y los grupos que apoya mantuvieron su capacidad de amenazar a los intereses de EEUU y sus aliados», indica el informe, el primero que se emite bajo el Gobierno de Trump, que ha sido muy crítico con Teherán.
Las fuerzas Quds, la unidad de elite y de operaciones internacionales de la Guardia Revolucionaria iraní, «junto con socios y aliados de Irán, siguieron teniendo un papel desestabilizador en conflictos militares en Irak, Siria y Yemen», señala el documento.
Teherán siguió «reclutando a combatientes de toda la región para unirse a milicias chiíes implicadas en combates en Siria e Irán», así como financiando a Hizbulá y trabajando con esa organización a favor del régimen sirio de Bachar al Asad en la guerra civil.
Estados Unidos también destaca el apoyo iraní a «Hamás y otros grupos terroristas palestinos», además de a «grupos chiíes militantes en Baréin» y a organizaciones radicales de la misma confesión en Irak.
Como patrocinador del terrorismo repite también Siria, que se encuentra en la lista desde 1979, porque Al Asad «continuó su apoyo político y militar a varios grupos terroristas que afectan a la estabilidad de la región», y «su relación con Hizbulá e Irán se fortaleció en 2016», que lo ayudaron a retomar el este de Alepo.
Sudán, que fue incluido en la lista de patrocinadores del terrorismo en 1993, vuelve a aparecer en ella pero la justificación que ofrece el Departamento de Estado es más débil que en años anteriores, lo que podría apuntar a un posible debate en el Gobierno de Trump para retirar a la nación africana del listado.
El informe afirma que «combatir el terrorismo es hoy una prioridad para Sudán» y coopera con Estados Unidos para ese fin, y además no hubo «indicaciones de que el Gobierno sudanés tolerara o asistiera a organizaciones terroristas dentro de sus fronteras en 2016».
Trump planea decidir para octubre si levanta permanentemente una serie de sanciones financieras impuestas hace dos décadas a Sudán, aunque esa decisión no afectaría a su inclusión en esta lista del Departamento de Estado, que supondría un proceso separado.
Cuba fue retirada en 2015 de la lista y vuelve a quedar fuera este año, y además el Departamento de Estado no incluye ninguna referencia a la isla en su apartado dedicado a las actividades terroristas en Latinoamérica.
EFE/DPA.