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Es posible que después de ayer las relaciones entre el gobierno y los colectivos no vuelvan a ser las mismas, pues, hasta ahora, ninguno organismo policial ni militar se había atrevido a ir buscar en su guarida a uno de los mejor armados y peligrosos, el “5 de Marzo”, cuyo jefe, José Miguel Odreman, fue ultimado en los enfrentamientos.
Se trataba de todo un poderoso señor de la guerra cuyas bandas campeaban en un territorio que comprendía las parroquias Santa Teresa, Catedral, Santa Rosalía, Altagracia y San José y que, según denuncias en manos del CICPC, practicaban la extorsión, el chantaje y el cobro de vacuna a comerciantes y empresarios de la zona.
Pero en absoluto desconocido por las autoridades, pues era, o había sido concejal por San José y era famoso por un amplio rango de amistades donde figuraban Hugo Chávez, José Vicente Rangel, Nicolás Maduro, Cilia Flores, Wilmer Barrientos, y el recientemente asesinado, diputado Robert Serra.
No se sabe si Odreman, o alguna de su gente, participó en el crimen de este último, pero como se trataba de un individuo que, al decir del director de CICPC, José Sierralta: “era el jefe de peligrosas bandas de asesinos que operaban en la capital”, cualquier cosa puede esperarse.
Sobre todo si, como hemos podido averiguar, Odreman, era uno de los jefes de colectivos más opuestos al desarme, y propiciaba reuniones con “comandantes” de colectivos en el Centro y el Oeste para “resistir” lo que consideran una traición de parte del ministro del Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres.
“Resistencia” que no sabemos si acaba de ser quebrada con la muerte del líder del colectivo “5 Marzo” o si es el inicio de una guerra entre los militares y las bandas de civiles armados que, como es de presumir, puede acarrear consecuencias de todo tipo.
¡Dios bendiga a Venezuela!