Es una ex magistrada del Tribunal Supremo de Justicia. Profesora universitaria y académica. Fue una de las que votó la destitución del presidente Carlos Andrés Pérez. Su hijo político es Rafael Ramírez, ministro de Energía, presidente de PDVSA y vicepresidente de la Economía. Cómo diríamos en Barinas, manager, cuarto bate y novio de la madrina.
Su nombre Hildegard Rondón de Sansó. En su artículo que semanalmente escribe en Quinto Día, le exigió a Maduro el viernes pasado, la declaratoria de emergencia para restablecer el abastecimiento de productos farmacéuticos y de uso clínico, no sin antes denunciar que hay peligro para pacientes, clínicas privadas y hospitales públicos. Transcribo textualmente párrafos de la doctora Rondón, insospechable de ser burguesa, pitiyanqui, parasitaria o golpista”. Lean pues. “En los momentos actuales hay peligro a la salud, por la carencia absoluta, en algunos casos, de medicamentos para atender a una serie de enfermedades.
La búsqueda de medicamentos por las farmacias es casi siempre infructuosa, por cuanto muchos productos no se encuentran en las estanterías ni pueden ser hallados en parte alguna. Además, está el problema de los insumos que se utilizan clínicamente, así como los destinados a las terapias preventivas y quirúrgicas. La carestía es tal que faltan elementos esenciales para dotar una sala operatoria y, asimismo, hay carestía del instrumental médico y para médico. La situación, en el día de hoy, revela que varias clínicas han ordenado el cese de las cirugías, por carecer de los recursos indispensables para realizarlas. En igual situación se encuentran los hospitales públicos, los docentes y de emergencia.
Es así como el Presidente de la República, en Consejo de Ministros, debe declarar el estado de emergencia en la materia de los productos farmacéuticos y de uso médico como un estado de alarma, para ordenar medidas extraordinarias que restablezcan el abastecimiento de medicinas, insumos y servicios. Tengamos presente que las instituciones como esta, que figuran en la Constitución, no están de adorno, aun cuando sean poco utilizadas”. Hildegart Rondón de Sansó.