Guillermo Rodríguez González
Friedrich von Hayek explicó acertadamente al socialismo en sentido amplio como error intelectual de hecho sobre lo que el orden social es realmente. Un error que se repite desde las utopías socialistas filosóficas de la antigüedad, y sus variantes religiosas en diferentes civilizaciones, a los milenarismos comunistas de la edad media, la reforma y los subsecuentes socialismos revolucionarios cristianos, junto a los socialismos ateos —apoyados en dogmas de fe incontrastables— que se proclaman científicos mediante la predicción de fenómenos históricos repetidamente fallida, y aún las modernas variantes neopaganas u orientalistas del siglo pasado y actual. Todos quedan comprendidos en tal explicación. Hayek encuentra que lo común a tan variopintas versiones de la idea de la reconstrucción voluntariosa e integral del orden social completo, es que partidarios creen posible tal utopía porque: “perciben la realidad de manera distinta […] yerran en cuestiones de hecho…” debido a que simplemente tienen “una falsa apreciación […] de cómo la información requerida surge y es utilizada por la sociedad.”
Desconocer, negar o pretender superar que la naturaleza dispersa, circunstancial y subjetiva de la información exige sistemas intersubjetivos de procesamiento y decisión descentralizada para el funcionamiento del orden evolutivo armónico de una sociedad compleja es el error o la mentira socialista. El mismo error sin importar si la capacidad irreal de centralizar efectivamente la información se atribuye a la revelación de la divinidad, o a la razón. En la civilización occidental ese error se revistió principalmente de interpretación y/o revelación profética, cristiana y/o doctrina hermética, hasta que la filosofía le desarrolla, a partir del siglo XVIII, un revestimiento racionalista nuevo para la ancestral superstición. Uno que se impone a los tradicionales entre el siglo XIX y XX. Y aunque hacia finales del siglo pasado e inicios del actual veamos tendencias al sincretismo de sus tradiciones diversas, la dominante sigue siendo el socialismo en su vertiente racionalista. Teorías que pretenden soportar el citado error de hecho en la razón misma.
El socialismo es inviable porque el que orden espontáneo de la civilización evoluciona por selección adaptativa. Hayek lo explicó como una poca estudiada zona intermedia entre el instinto y la razón en la que existen conductas adaptativas al medio ambiente social que se asumen sin análisis racional. Y que prevalecerán o no dependiendo de resultados involuntarios de largo plazo. Dichas conductas se adoptaron sin imaginar siquiera sus resultados evolutivos. Y se arraigaron como tradiciones cuando quienes incidentalmente las adoptaron prosperaron en número desplazando a quienes no las adoptaron. El resultado de largo plazo de la evolución autónoma de tal zona intermedia, ha sido el complejo e interdependiente orden evolutivo espontáneo de la sociedad extensa. La teoría del orden espontáneo de Hayek es el descubrimiento y explicación de esa zona intermedia en que evolucionan sistemas institucionales dinámicos como el mercado, el dinero, el derecho y el lenguaje.
La civilización o la sociedad misma en cualquier estadio y tiempo no han sido previstas ni planeadas por los individuos de cuyas interacciones emergen. Únicamente tienen conocimiento limitado, disperso y en gran parte intransmisible, imposible de centralizar. Como señaló Cicerón:
…nuestra república romana no se debe a la creación personal de un hombre, sino de muchos. No ha sido fundada durante la vida de un individuo particular, sino a través de una serie de siglos y generaciones. Porque no ha habido nunca en el mundo un hombre tan inteligente como para preverlo todo, e incluso si pudiéramos concentrar todos los cerebros en la cabeza de un mismo hombre, le sería a éste imposible tener en cuenta todo al mismo tiempo, sin haber acumulado la experiencia que se deriva de la práctica en el transcurso de un largo periodo de la historia.
De extraordinaria actualidad sobre la información intersubjetiva que requiere realmente el Derecho y la legislación. Y argumento demoledor del positivismo jurídico contemporáneo. En ese sentido pudiéramos resumir la explicación del orden social del Hayek en cuatro puntos:
- El carácter disperso, circunstancial, tácito, efímero y frecuentemente intransmisible de gran parte de la información crítica para la armonía del orden espontaneo, hace imposible que el orden de la civilización responda al propósito racional del hombre, en la medida que éste está sujeto a tal irresoluble limitación en su conocimiento.
- El ser humano está dotado de ciertas capacidades innatas por las que las conjeturas universales serán anteriores de algún tipo de observación inductiva previa. Tales conjeturas son a su vez resultados emergentes de la evolución, de la que también han resultado ciertas disposiciones innatas de acción que nos permiten alcanzar conjeturas intelectualmente elaboradas, para actuar en un mundo inevitablemente incierto y parcialmente desconocido.
- El ordenamiento espontaneo, por selección competitiva en el largo plazo, de sistemas evolutivos interdependientes en una compleja civilización en ampliación, ocurre mediante la selección evolutiva de resultados intersubjetivos involuntarios de innumerables acciones individuales.
Puntos que nos explican cómo disposiciones innatas de conducta de las que nacen habilidades abstractas ocasiona que individuos con conocimiento limitado y disperso del proceso intersubjetivo sean involuntarios agentes de tal orden. Coordinan infinidad de cambiantes informaciones que resultan en sí mismas inabarcables para quien pretendiera planear todo un orden social “racional”. El intentar centralizar tal información impediría que emergiera. No puede ser sino subjetiva, dispersa, privativa de circunstancias particulares. Y sin tal información el plan será a largo plazo inviable.
Vía PanamPost.