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En dictadura y contra dictadores votaron y les ganaron en Chile, Polonia, Checoslovaquia…
¿Saben dónde se totalizaban los votos?
En el Chile del criminal Pinochet cuando el plebiscito de 1988, en el que el “NO” derrotó al dictador con sus propias reglas de juego y en medio de la dictadura, Se totalizaban en el Ministerio del Interior. Ni siquiera había un CNE chimbo ni nada parecido. Pinochet aceptó hacer el plebiscito convencido del miedo que tendrían los chilenos de entrar a una etapa de incertidumbre e incluso de violencia pero también por el brutal ventajismo de la contienda electoral. ¿Publicidad en TV?: sólo 15 minutos en el horario de las 11 de la noche. ¿Qué debían haber hecho las fuerzas del cambio democrático? ¿Acaso haber dicho la tontería “yo no voto en dictadura”? ¿O acaso rendirse e irse a sus casas con una consigna de abstención porque “todo está arreglado”?. Los “radicales duros” de allá decían eso. Acusaban a los partidos de la Concertación Democrática de “traidores, colaboracionistas y legitimadores de la dictadura”. A Dios gracias esos dirigentes políticos y la gran mayoría del pueblo no hizo caso del “radicalismo estéril”
¿Y en dictaduras comunistas?
Repasen la historia de cómo se ganó la democracia en Polonia, la gobernada por la junta militar del general Jaruzseski y el Partido Unificado Obrero (comunista) La clave allí fue la lucha social reivindicativa, con fondo político democrático, es decir, las huelgas obreras del sindicato Solidaridad por más de 10 años, combinadas con diálogo y negociación, avances y retrocesos, triunfos y derrotas, crecimiento vs cárcel y represión.
Obligado el régimen a ir a elecciones, por vez primera en 44 años, los del gobierno dictatorial organizaron los circuitos y el método de elección parlamentaria para arrasar en el número de diputados aunque su ventaja fuera pequeña. El resultado fue a la inversa: 161 diputados para el cambio democrático y 2 para el régimen dictatorial. Con otros 100 diputados para grupos menores. El truco se les revirtió. Un detalle peor: el gobierno se había reservado 173 diputados sin elección, “a dedo”. ¿Qué debían haber hecho los rebeldes de Solidaridad? ¿Acaso abstenerse y por tanto entregarse “porque las condiciones no son justas”? Gracias a Dios no eran gafos, sino que sabían que luchar no era solo un asunto “de pantalones bla bla” ni sólo de “lo justo”, sino de determinación e inteligencia. Denunciaron y al mismo tiempo lucharon votando, tanto como lo habían hecho con paros y huelgas… ¡y ganaron! El Muro de Berlín cayó seis meses más tarde. Los polacos se adelantaron e incluso, de alguna manera, fueron la clave para el cambio en la URSS con Gorbachov y para el derrumbe del Muro.
En Checoslovaquia que había sufrido la muy dura experiencia de la invasión soviética de 1968 que puso fin a “la Primavera de Praga” y al experimento del “socialismo con rostro humano”, los disidentes organizados en “Carta 77”, mantuvieron una resistencia pacífica de años, organizando al descontento, dándole cauces. A los dictadores se les derrota con lucha social y política y también con votos.