Dr. Luis José Uzcátegui
Empecemos por cosas obvias: El Papa blanco, negro o de cualquier color es erudito en muchas cosas pero tiene un cerebro humano. Un cerebro que se supone que guarda sabiduría, teología, valores, misterios, verdades, mentiras y funciones como la de crear equivocaciones. Propiedad de la cual no está ajeno ningún sistema neuronal, hasta Jesucristo, cuando se analiza con cuidado sus mensajes, fácilmente se detecta esta función.
Creer que porque se piensa en algo o se conoce es suficiente para concluir que es lo mejor, sumerge a la mente en un gran error dado que las funciones del cerebro se comprometen con lo que el Premio Nobel Daniel Kahneman llama “errores sistemáticos”. La mejor forma de salir de este atolladero cognitivo, según Kahneman, es acudir a la opinión informada de otros. Una buena fuente de opinión informada de otros, en este caso para el Papa Bergoglio, con respecto al diálogo en Venezuela, puede ser las conclusiones de la 106º Asamblea Ordinaria Plenaria de la Conferencia Episcopal de Venezuela, que entre otras cosas señala:
* El gobierno “carece de autoridad moral para llamar al diálogo y a la paz” y es incapaz de solucionar los problemas
* “Los intereses del gobierno no son los intereses del país, de sus gentes e instituciones”.
También Bergoglio, sin duda que saltando por encima de sus deseos, ideas, afectos, creencias o asesorías interesadas en un acto de clara modernidad emocional podría encontrar opinión informada de otros si analiza la desgracia de cerca de 30 millones de seres humanos. Seres que vienen sufriendo durante décadas gracias a las mentiras, pillaje y pensamiento antisocial de los gobernantes venezolanos (No son políticos, son antisociales http://www.gentiuno.com/21/08/2016/luis-jose-uzcategui-no-son-politicos-son-antisociales/#more)
Es inaudito que el Vaticano y su jefe no se hayan preocupado o no les importó fomentar y participar en una negociación “alegre” a cambio de irrespetar las necesidades básicas de millones de seres de estar informados con claridad. Lo confuso de las negociaciones es una forma de poner a sufrir más al ciudadano, además de ir contra la dignidad humana y la caridad hacia el homo sapiens, esa criatura que fue creada “a imagen y semejanza de Dios”.
Sería atroz que ignorancia, intereses pueriles o manejos políticos sustenten la forma tan improvisada como el Papa pretende ayudar a fomentar el diálogo en Venezuela. Parece absurdo que un poder como la iglesia católica no esté asesorada con las mejores y más modernas estrategias para negociar y manden a un representante – el nuncio de argentina Monseñor Emil Paul Tscherrig – que lo primero que hizo fue describir una situación nacional ajena a la realidad y jugar con las calamidades del pueblo.
Se hace incomprensible que el vaticano no utilice y deje pasar por alto algo que es evidente en su esencia como mensajeros de la palabra de Dios: El manejo adecuado e inteligente del mensaje. Estrategia pastoral que tiene como fin activar las neuronas que sustenta las emociones de confianza y amor, y no las de tragedia y desgracia, que es lo que ha generado la forma como se está manejando el diálogo en Venezuela.
Sería muy dañino para el mundo, católico o no, que el Papa sea parte del grupo de líderes que genera desconfianza de acuerdo al “Barómetro de confianza Edelmam 2016”. Hace pocos días el Banco Mundial activó un encuentro con expertos donde analizaron los resultados “Edelman”. Concluyen que más de la mitad de la población mundial expresa desconfianza en la gobernanza, en las instituciones y en los mandatarios y bajo estas condiciones alertan que se profundizará: desgracia, inequidad y populismo.
Ya no es posible tapar la realidad humana con la fe, los misterios, la obediencia ciega y mucho menos las mentiras de los políticos. Terrible sería que cualquier decisión papal agrave la desgracia de una nación, en este caso Venezuela. Si la humildad invadiera las mentes de los ductores del mundo, cosa que para un Papa debe ser muy fácil pues es una de las virtudes fundamentales, esa que Santo Tomás consideraba que se generaba en la templanza, cuánto podrían aprender. Por ejemplo, aprender del “Informe sobre el desarrollo mundial 2015”, del Banco Mundial, que concluye que la mayor dificultad y fuente de ineficiencia de los programas de desarrollo manejados por los mejores expertos del mundo en cada una de sus áreas, está en las limitaciones que tienen las mentes para identificar errores del pensamiento conocidos también como distorsiones cognitivas. Funciones de la mente que no las tienen ni los dioses ni los chimpancés, solamente y gracias a un regalo de la evolución, son cualidades del cerebro humano.
El autor es médico psiquiatra y antropólogo