Día día, los fieles a Nicolás Maduro en el gobierno declaran, a menudo en términos fuertes, que la elección de candidatos escogidos sin votación a la Asamblea Constituyente es una necesidad existencial. No se cansan de advertir que la oposición, después que tome el poder, acabará con todos los beneficios que presuntamente ha logrado la revolución, en su mayoría prebendas en forma de migajas para comprar a un sector de la población. Entretanto, en las estaciones de televisión controladas por el estado, hay un constante equipo de “expertos” enviados por Maduro y sus aliados para defender sus ideas. Todos dicen que la votación a favor del Plebiscito fue un burdo fraude y, por consiguiente, no debe tener crédito.
Para algunos venezolanos, estas confrontaciones políticas, cada vez más drásticas, no hacen sino echarle más gasolina a las manifestaciones, marchas y luchas callejeras que ya duran meses. “Ninguna de las dos partes quiere ceder ni una sola pulgada en el conflicto. Y temo que terminemos en una dictadura o en una guerra civil”, dijo Mariela Ramírez, uno de los líderes del movimiento cívico no violento llamado Dale Letra. Ramírez habló conmigo en su oficina ubicada en la avenida Francisco Miranda. Mientras hablamos, podemos escuchar desde abajo algunas de las consignas favoritas de la oposición: “¡Somos Venezuela! Queremos libertad”, mientras otra marcha está a punto de comenzar.
Ramírez suspira y luego dice: “Alguien probablemente saldrá herido o morirá”. Aunque Dale Letra forma parte de la resistencia contra el régimen de Maduro, la organización juega un papel crucial en la estrategia de la oposición, sobre todo en lo que tiene que ver con el llamado “trancazo”, el bloqueo de cientos de calles. “Cuando uno lucha por sus derechos, no puede hacerlo a expensas de los derechos de otras personas”, afirma Ramírez.