Daniel Lozano
Nicolás Maduro se cobró ayer la cabeza política del matemático revolucionario Nelson Merentes, histórico del chavismo, a quien señala con esta decisión como principal responsable de la crisis de diciembre, cuando la orden presidencial de retirar de forma fulminante los billetes de 100 bolívares provocó disturbios en varios estados, saqueos en más de 400 comercios y la muerte de cinco personas.
La operación monetaria se realizó en medio de la espiral inflacionaria, la escasez de papel moneda y sin que estuviera a tiempo la nueva familia de billetes, pese a las promesas del primer mandatario. Los nuevos billetes comenzaron a circular 32 días después.
«Ante el retiro del compañero Nelson Merentes, que ha pasado su carta para retirarse de la presidencia del Banco Central de Venezuela (BCV)», el presidente nombró en su lugar al veterano y gris diputado Ricardo Sanguino, perteneciente al grupo civilista del chavismo, que encabeza el primer mandatario.
Merentes ejerció como ministro de Finanzas con Hugo Chávez y llegó a fungir al frente de la vicepresidencia económica durante 2013. Pero donde mayor poder alcanzó fue al timón del BCV durante dos épocas distintas y un total de seis años, con una gestión oscurantista salpicada de varios escándalos.
En diciembre, el ya ex presidente del banco central asumió ante los ojos del país las órdenes de Maduro, que causaron sorpresa e indignación por las idas y vueltas gubernamentales: hasta tres «condenas a muerte» ha superado hasta el momento el famoso «marrón», billete de más alta denominación hasta la irrupción de los nuevos esta misma semana. Al día de hoy, la fecha para su salida definitiva es el 20 de febrero, aunque en medios financieros se estima que su vigencia volverá a prorrogarse de nuevo.
«El tema no es la salida de Merentes, que debió ocurrir hace rato, sino que el BCV deje de financiar el déficit fiscal y publicar los datos», demandó el diputado José Guerra, ministro opositor de Economía en la sombra y antiguo directivo del BCV.
Según publicó El Nacional, en el BCV han calculado que la caída de la economía en 2016 fue del 18% y que la inflación alcanzó el 800%. Unas cifras que por supuesto no son públicas y que rompen las peores previsiones.
La caída de Merentes sucedió durante la víspera del regreso opositor a las calles del país. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha convocado para hoy una jornada de protestas para reclamar las elecciones suspendidas por el chavismo: por una parte, la regionales para elegir gobernador (se debieron celebrar en diciembre) y por otra, el referéndum para revocar a Maduro, congelado de forma ilegal, que la oposición pretende sustituir ahora por elecciones presidenciales.
Se trata de todo un reto para la alianza antichavista, sumergida en un mar de dudas y dividida en torno a la conveniencia de dialogar con el gobierno. Fue precisamente el Vaticano quien reclamó en noviembre a los opositores que suspendieran la marcha prevista hasta el Palacio de Miraflores. La Unidad se avino a la petición del principal facilitador de la Mesa del Diálogo, pero tropezó con las artimañas del gobierno, que no cumplió lo establecido en los primeros acuerdos.
La jornada de hoy también supone el habitual pulso callejero con el chavismo, que ha contraprogramado el traslado hasta el Panteón Nacional del cadáver de Fabricio Ojeda, un luchador revolucionario asesinado hace más de medio siglo.
Un pulso en la calle y también en torno a la Mesa del Diálogo, actualmente en estado vegetativo a la espera de qué posición toman ambas partes, tras la propuesta de 21 puntos transmitida por los facilitadores. La ola represiva puesta en marcha por Comando Nacional Antigolpe ha dado con los huesos de siete personas en centros de reclusión, entre ellos el diputado suplente Gilber Caro, cuya inmunidad fue despreciada por el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin).
El gobierno hizo públicas ayer las primeras imágenes de Caro (con la cabeza rapada, en uniforme, incluso sin camisa y comiendo un sándwich junto a una imagen de Hugo Chávez) en la cárcel común del 26 de Julio, en el estado Guárico.
Vía La Nación