Con un alza de 180% en el índice de precios el año pasado, de acuerdo con la cifra oficial suministrada por el Banco Central de Venezuela, no se refleja el comportamiento que tuvieron los rubros que impactan más a la ciudadanía, tal como es el caso de los alimentos.
En un artículo de opinión, Palma afirmó: «Creemos que aquella inflación promedio reportada fue subestimada, ya que la metodología para su cálculo fue modificada a través de la revisión de las ponderaciones aplicadas a las distintas agrupaciones de productos y servicios, posiblemente con la finalidad de reportar una inflación más baja».
«Obviamente», prosigue, «la agrupación que mayor importancia tiene es la de alimentos y bebidas no alcohólicas, mientras que otras, como equipamiento del hogar o comunicaciones, tienen pesos mucho más bajos. Esas ponderaciones tradicionalmente se mantienen constantes a lo largo de varios años, aun cuando se puede argumentar que con el paso del tiempo la importancia de los distintos grupos en los patrones de consumo familiar puede variar, y deben ajustarse, en consecuencia, las ponderaciones respectivas».
De acuerdo con sus cálculos, si las ponderaciones no se hubiesen modificado la inflación de 2015 se habría ubicado en 240,5% y no 180%.
«Incluso, si aceptamos el criterio que justifica el ajuste de las ponderaciones a lo largo del tiempo, los cálculos oficiales seguirían estando subestimados, pues en períodos de recesión económica, como los que se han vivido en los últimos años, en los que se reduce la capacidad de compra de la población y aumenta la pobreza, lo que es lógico esperar es que aumente el peso de los grupos de productos básicos, como los alimentos y las medicinas, en los presupuestos familiares, y se debe, en consecuencia, aumentar la ponderación de estos rubros en el cálculo de la inflación general», reitera el economista.