El error más grave que se puede cometer es no reconocer los errores. Un gobierno puede equivocarse pero solo ha fracasado cuando culpa a otros de sus propios errores y no los corrige. Una de las pocas voces sensatas en la Vicepresidencia económica es la del Ministro de Comercio Exterior e Inversión Internacional, Jesús Faría, quien en una reciente entrevista en el programa Primera Página de Globovisión, reconoció que el gobierno ha aplicado medidas que han fracasado entre las que mencionó los controles a la economía. Reconoció Faría que:
“En relación a la medida cambiaria, la posición nuestra era la simplificación de la política cambiaria y eso es lo que hemos hecho, hemos ido de una política cambiaria muy diversificada, inviable, y apuntamos hacia allá, tiene que ser progresivo, las distorsiones en la economía son tan acentuadas sobre todo las que se ocasionan a raíz de la caída brutal de los precios del petróleo, que poco a poco vamos a ir apuntando hacia la unificación cambiaria”.
Faría también reconoció que hay un “gran número de empresas que están en manos del Estado que no funcionan bien” y aceptó que en las políticas de control de precios “se han cometido varios errores”. Sin embargo, insistió en responsabilizar a Dolar Today de la inflación, cuando esta es provocada por el colapso de la producción nacional y las importaciones, sobre cuya escasez recae el impacto inflacionario de las desmesuradas emisiones de dinero sin respaldo que ha hecho el BCV para financiar el déficit de Pdvsa y las empresas públicas. Atribuir los problemas de desabastecimiento, escasez, acaparamiento, especulación, contrabando de extracción e inflación a la guerra económica y a Dolar Today es lo que está hundiendo al gobierno en una parálisis paradigmática que no le permite reconocer la altísima cuota de responsabilidad que tienen los errores de su propia política económica.
Al confundir especulación con inflación y no corregir los desequilibrios macroeconómicos que desquician los precios, el gobierno se desgasta inútilmente responsabilizando a Dólar Today. Por eso ataca el problema como si se tratara de un delito. Pero mientras no termine de corregir las distorsiones derivadas del régimen de cambios múltiples, de los rígidos controles de precios y de los ineficientes subsidios, mantendrá ahorcada a la producción y estimulará el contrabando de extracción, todo lo cual agravará los problemas de escasez, acaparamiento y especulación que castigan a la población.
Caída del ingreso fiscal obliga a unificar
El colapso de los precios del petróleo de 100 a 25 $/b significa una caída del 75% del ingreso en divisas. Pero también repercute negativamente en el ingreso fiscal de origen petrolero. Según el BCV, la contracción del PIB en 2015 fue de 5,7 % y eso significa que muchas empresas cerrarán el ejercicio fiscal con pérdidas, lo cual repercutirá en una baja recaudación de ISR. Por otra parte, las maniobras para compensar la voracidad inflacionaria, induce la informalización de la economía a través de un creciente número de operaciones de compra-venta que se hacen sin factura para evitar el pago del IVA, cuestión que agravará aún más la merma del ingreso fiscal en términos reales.
El margen de maniobra para tapar el hueco fiscal se reduce y la única opción que le está quedando al gobierno es vender los dólares más caros. La unificación cambiaria es una medida inevitable para evitar el naufragio fiscal del gobierno. En este sentido, las declaraciones del Ministro Faría preparan el terreno para la unificación cambiaria. El primer paso fue la reducción de tres a dos tasas de cambio oficiales a través de la fusión de las tasas de Cencoex y Sicad en la divisa protegida Dipro, y la liberación de Simadi en la nueva tasa Dicom.
Pero ante la debacle de los precios del petróleo, la irracionalidad de la tasa de 10 Bs/$ recae con toda su fuerza sobre Pdvsa. La cotización de los crudos no muestra señales de recuperación y, por el contrario, tiende a estancarse en torno a los 25 $/b. Si Pdvsa es obligada a vender su menguado ingreso en divisas a la tasa de 10 Bs/$, eso quiere decir que por cada barril de petróleo de 159 litros obtiene apenas Bs 250. Es decir, 1,57 Bs/litro de petróleo. Por eso, los bolívares que obtiene no le alcanzan para pagar una nómina de más de 140 mil trabajadores, cancelar deudas a proveedores y contratistas, ni transferir fondos a las misiones sociales. Unificar el régimen de cambios múltiples en torno a la tasa Dicom generará suficientes bolívares para que Pdvsa pueda pagar la nómina y honrar todas sus deudas y compromisos. La unificación cambiaria es un imperativo para la sobrevivencia de Pdvsa, toda vez que con la reforma de la Ley del BCV, éste ya no podrá imprimir dinero para financiar su déficit.
Unificar para estimular nuevas fuentes de divisas
Generar nuevas fuentes de divisas pasa por crear un sistema cambiario que incentive la repatriación de capitales, la inversión extranjera y las exportaciones no tradicionales. De lo contrario, se seguirá dependiendo de las divisas que vendan Pdvsa y el BCV. Y mientras se prolongue el control de cambios, la demanda insatisfecha se trasladará al mercado paralelo y ejercerá una permanente presión al alza.
A pesar de los intentos por activar sistemas cambiarios flexibles, estos no se han reflejado en una mayor oferta de divisas no petroleras. Recordemos que el Sicad fue lanzado como un sistema regido por la libre oferta y demanda, pero se le impuso una barrera psicológica de 50 Bs/$. Luego, al Simadi –que supuestamente sería un mercado cambiario entre privados que pactarían libremente el precio de la divisa-, también se le impuso un techo de 200 Bs/$ que truncó la oferta de divisas no petroleras. Así, la demanda de dólares que no pudo ser cubierta por Cencoex, Sicad ni Simadi, se trasladó a un mercado paralelo cuya tasa de cambio es atizada por las desmesuradas emisiones de dinero sin respaldo que hace el BCV para financiar el déficit de Pdvsa.
Con un INPC de 56%, 68 % y 180,9% en los últimos tres años, el freno impuesto a las tasas de Sicad y Simadi obligó a los inversionistas extranjeros a traer más divisas para obtener la cantidad suficiente de bolívares que permitiera cubrir los crecientes costos nacionales. Y eso desincentiva nuevas inversiones. Con una tasa de cambio flotante que compense la inflación, los inversionistas y exportadores podrán obtener suficientes bolívares para cubrir los encarecidos costos domésticos.
Si bien es cierto que una tasa flexible mejorará el flujo de caja en bolívares de los inversionistas extranjeros, esto no es suficiente para aumentar el ingreso en divisas del país. La repatriación de capitales, la inversión extranjera y las exportaciones no petroleras no crecerán en los montos que el país necesita mientras no se logre estabilidad macroeconómica, seguridad jurídica, transparencia y flexibilidad en los controles, paz laboral, así como disponibilidad de insumos básicos, infraestructura y servicios de calidad para la inversión productiva.
Los anuncios en materia cambiaria no representan ningún paso de avance en la erradicación de los incentivos perversos que ofrece un régimen de cambios múltiple. Mantener una tasa protegida (Dipro) de solo 10 Bs/$ mientras la flexible (Dicom) cuesta 20 veces más, es mantener un incentivo perverso a los especuladores cambiarios y corruptos que saben cómo capturar los dólares baratos para después venderlos caros. Sobre todo si se tiene en cuenta que el paralelo está dispuesto a pagar por los dólares Dipro 100 veces más. Incluso, como la diferencia entre el paralelo y la tasa Dicom que rige para cupo electrónico y viajes al exterior es de cinco veces, este margen mantendrá el incentivo para la reventa del cupo electrónico y los raspacupos de TDC en el exterior.
Siendo la tasa de cambio una relación entre dos monedas –en este caso entre el bolívar y el dólar-, un criterio técnico para la unificación cambiaria sería dividir la liquidez monetaria entre las reservas internacionales (LM/RI), lo cual arroja una cifra de aproximadamente 250 Bs/$. A medida que se erradique la emisión de dinero sin respaldo y aumente la oferta de divisas no petroleras, la tasa única de cambio tenderá a bajar y estabilizarse en un nivel que exprese la verdadera productividad y competitividad del aparato productivo nacional.