Evidentemente que las captahuellas que, según Maduro, se instalarán en semanas o meses en la red de expendio de alimentos de todo el país (una 5.000 se calculan), no saldrán gratis y habrá un país que tendrá que suministrarlas y unos intermediarios que harán su agosto adquiriéndolas para después revenderlas al Estado.
“Por ahora” ya se sabe que los premiados con tamaño contrato que puede llegar a los 15.000 millones de dólares, son los siempre ganadores del gobierno de la República China, y otros aliados expertos en triangulación: los chicos de Raúl y Fidel.
En cuanto a la parte nacional, o criolla, ya fue decidido que no salga del más estricto cogollo, y que los afortunados no salgan de los tres o cinco primados del régimen.
En otras palabras: que el más grueso y desesperado “raspado de olla” de los últimos tiempos del “madurismo”, que a lo mejor le sumistran los recursos necesarios para sobrevivir en el crepúsculo, pero que, igualmente, puede terminar quemándoles las manos.