Hace más de 9 meses partió desde Anaco, Estado Anzoátegui, el joven Marco Antonio Quiñones, junto a su esposa e hijas. Vendieron todo cuanto tenían, sacaron sus ahorros, se endeudaron y se marcharon con la maleta repleta de sueños y esperanzas.
Se marcharon a Madrid, España, para estudiar en la más prestigiosa academia de cocina del mundo: Le Cordón Bleu. Marco decidió especializarse en comida española, pero su esposa se decidió por la pastelería. Esta última es también administradora pero la repostería ha sido siempre su pasión. Su principal motivación fue la vocación, las ganas de aprender y crecer y la necesidad de compartir y disfrutar los conocimientos en su natal Venezuela.
Llegaron a Madrid con su visa de estudiante, gestionada en Caracas. Lograron alquilar un pequeño apartamento en una buena zona de Madrid y compraron un pequeño vehículo, suficiente para desplazarse por la ciudad, acudir a las clases y llevar a las niñas a su guardería y preescolar.
Los horarios rotativos de ambos les pedían cuidarlas en el día, más aún cuando la mayor está en edad escolar. Marco, como buen venezolano demostró su talento e incansable capacidad de trabajo. Le tocó competir con los españoles en su propia gastronomía y logró superarlos incluso, destacando como uno de los mejores en su clase.
Nunca había cortado una cebolla, ni freído un huevo, pero las ansias de superación le permitió vencer todas las barreras. Le tocó competir con chefs que ya se habían especializado en comida francesa e internacional en la misma academia, cocineros que llevan años trabajando en los mejores restaurantes y miembros de familias prominentes sin problemas financieros.
Mientras tanto Marco dependía estrictamente de su presupuesto, de los euros comprados en el mercado negro y del apoyo de familiares y amigos. Resultó ser una revelación en el campo gastronómico. Por ahora le tocará regresar a Caracas para gestionar otro tipo de visa y reunir el dinero para regresar y seguirse formando. Fabianny , su esposa , no fue la excepción . Ya se tituló en repostería en la mejor academia de cocina del mundo. Marco llego a un nuevo sistema de vida, al cual debía adaptarse.
Los primeros días extravió el estuche de cuchillos y los uniformes, que tuvo que comprar de nuevo, pero que no representó un obstáculo para su desempeño. No es cosa fácil destacar en la más antigua y prestigiosa escuela de cocina del mundo entero y estos dos venezolanos lo acaban de hacer. Fabianny es una maestra de la pastelería francesa. Una dama en toda la extensión de la palabra. Una reina digna de un rey. Ambos quieren vivir una vida digna , donde con esfuerzo , talento y trabajo honesto se pueda avanzar y crecer.
Han convertido a la gastronomía en su forma de vida. Están convencidos que pueden regresar a Venezuela para seguir luchando y aportar en medio de una gran crisis. Extrañan las fragancias, sabores y sentimientos de su tierra natal. En esta parte vale la pena transcribir textualmente lo que nos escribieron de su puño y letra: «volvemos a echarle ganas a Venezuela, a bregar porque amanezca, porque brille el sol nuevamente, por ese país y esa gente tan hermosa que dios nos regaló cuando nos envió a nacer en su suelo, decía Goethe » de corazones nobles es amar la tierra donde se nace”.
Gracias por prestarme tus ojos para estas líneas, y espero que dos chef Cordon Bleu para mi país, te puedan dar un fresquito más, de esos que te entran cuando en Venezuela pasa algo bueno «